MEDITAR: RENDIR LA MENTE AL ALMA

 

El acto de meditar se puede resumir en dos líneas, siguiendo las enseñanzas de uno de los grandes maestros del Yoga, Patanjali: conseguir que nuestra mente sea tan transparente que nos permita ver lo que hay detrás de ella, que es nuestra esencia. La práctica del Yoga, y por lo tanto de la meditación, purifica la mente para que brille como un espejo que refleja nuestra verdadera naturaleza. El método consister en conseguir que la actividad de la mente se calme y así usemos nuestra capacidad de atención para llegar al auténtico conocimiento. 

 

Si la mente está agitada, la percepción no es correcta. En Meditación, uno de los errores más comunes es creer que es posible vaciar la mente de pensamientos y "ponerla en blanco". No podemos dejar de pensar, igualmente que no podemos dejar de respirar. Pero en ambos casos, podemos controlar el flujo y dirigir la energía. Los pensamientos forman parte de la mente, y no debemos rechazarlos. La clave está en que esos pensamientos obedezcan a las semillas plantadas en la mente por nuestra verdadera personalidad, por nuestra esencia.

 

La finalidad de la meditación no es sentarse a esperar que aparezcan luces de colores o rayos que se proyecten desde nuestros ojos o desde el séptimo chakra. No es intentar hacer un viaje astral. Es mucho más: es el poder de ser capaces de vivir conscientemente. El Kundalini Yoga propone cientos de meditaciones, partiendo bien del control de la respiración, de la posición de los dedos y las manos (mudras), o del canto de mantras, una de las mejores y más rápidas maneras de experimentar la Meditación (recuerda: rendir la mente al alma).